El jabón es un agente limpiador que se crea utilizando grasas vegetales y/o animales y aceites vegetales, en nuestro caso no usaremos grasas animales. Químicamente, es la sal de sodio o de potasio de un ácido graso que se forma por la reacción de grasas y aceites con álcali.
Dicho esto, hagamos un poco de historia y descubramos como ha ido evolucionando este producto a través de los milenios.
A día de hoy nadie podría datar con certeza cuando se fabricó el primer jabón; pero como siempre, los romanos del imperio antiguo intentaron apropiarse de la autoria del invento. Cuenta una leyenda romana, que el jabón, proveniente del latín sapo; fue descubierto por casualidad por las esclavas que al ir a lavar a orillas del Tiber, al pie del monte Sapo, notaron que en esas aguas la ropa y ellas mismas quedaban más limpias. A las faldas del monte Sapo los romanos solían hacer sus sacrificios animales, a los dioses, que después incineraban. Estos restos grasos con ceniza, hierbas y barros eran arrastrados por las lluvias hacia el río Tiber, donde las esclavas solían lavar, descubriendo así el jabón.
Digamos que esta leyenda es bastante improbable, ya que no existe constancia de ningún monte Sapo cerca de Roma , ni en Italia. Los únicos montes con este nombre están en Bolivia, y en Panamá conocidos en ambos casos como Cerro Sapo. Ademas, los romanos consumían la carne y la grasa de los animales sacrificados, quemando únicamente los huesos y la piel. Plinio, naturalista e historiador romano (siglo I d.c), atribuye su invención a los galos.
"prodest est sapo, Galliarum hoc inventum rutilandis capillis. fit ex sebo et cinere, optimus fagino et caprino, duobus modis, spissus at liquidus, uterque apud Germanos maiori in uso viris quan feminis." (Plinius. 28, 191).
"es útil también el jabón, invento este de las Galias para abrillantar los cabellos, se hace de sebo y ceniza, siendo el mejor el de ceniza de haya y grasa de cabra, en dos variantes, espeso y líquido, uno y otro entre los Germanos en mayor uso para los hombres que para las mujeres."
Pero basándonos en documentos fehacientes y no en leyendas descubrimos que la primera documentación escrita de la fabricación del jabón la podemos encontrar en unas tablillas de Mesopotamia, fechadas en el tercer milenio antes de Cristo, donde describen como realizar jabón con una mezcla de potasa y aceite; entre dichas tablillas también existe una receta de jabón medicinal.
Los primeros indicios de jabón se han encontrado en restos cerámicos de la ciudad de Babilonia y han sido datados hacia el 2800 a.c.. Las inscripciones en los cilindros describen la mezcal de grasas hervidas con cenizas. Aunque este es un metodo tradicional a la hora de fabricar jabón, en dichas inscripciones no hay mención del uso o propósito de la mezcla.
En el 600 a.c los fenicios utilizaban el jabón para limpiar las piezas textiles de algodon o de lana, así como para la preparación para su posterior tejido. Este jabón lo fabricaban con aceite de oliva y carbonato de sodio obtenido a partir de la combustión de plantas halófitas, que habitan en las salinas. En Alepo, antiguo territorio fenicio, a este jabon de aceite de oliva se le añadía aceite de laurel, receta tradicional que se continua fabricando. Los egipcios se frotaban con una mezcla de un carbonato de sodio muy hidratado que en el antiguo Egipto recibía el nombre de NTR (divino, puro, que derivo en sal divina), y en la actualidad natrum o natrón (en España también es conocido como tierra jabonosa o tierra de Segovia), como sosa; una arcilla de aspecto terroso, blando, de grano fino y poco plástica, que tiene la característica de absorber las materias grasas, conocida como tierra de batán y altramuces remojados en agua de lluvia.